La Catedral de la Encarnación de Málaga constituye la joya arquitectónica más valiosa que posee la ciudad, se encuentra en el casco histórico-artístico y dentro de los límites de la hoy desaparecida muralla árabe. Por ella pasa el eje vial más importante de la Málaga antigua y musulmana que se extendía desde la Alcazaba al río Guadalmedina. Este eje que todavía existe lo constituyen la calle Císter, Santa María, la plaza de la Constitución y calle Compañía.
Próxima al parque de la ciudad, tiene sus propios jardines y un bello patio de naranjos que nos hace recordar la antigua mezquita en cuyo solar se encontraba situada.
Los malagueños llamamos a la Catedral "La Manquita"(ver foto), porque le falta una de sus torres. Las obras de la Catedral quedaron interrumpidas y sin terminar hace más de doscientos años. Falta la torre sur, unos cuantos torreones laterales, una balaustrada en la parte superior que recorría todo el perímetro del edificio sobre la que irían varias estatuas y el frontón de la fachada principal.
De estilo renacentista, las primitivas trazas, hoy inexistentes, fueron obra de Diego de Siloé. Las obras dan comienzo en 1528 bajo la dirección del arquitecto y maestro de obras Pedro López.
La Basílica tiene una planta rectangular de tres naves de la misma altura y las dos naves laterales, un poco más estrechas que la principal, se juntan en un corredor semicircular por detrás de la nave principal que en términos arquitectónicos se llama girola, cuya solería ha sido reparada a principios de 1995.